Te cuidado con ésto:

1. Cuando no salen las cuentas.
Es necesario establecer un límite y no excederlo. Si con el ahorro y una capacidad de endeudamiento razonable no es posible comprar, quizá lo mejor sea posponerlo. El mejor momento para comprarse una vivienda siempre lo marca la situación financiera del comprador, no el mercado.

2. Problemas con el registro.
En ocasiones ocurre que se ha encontrado la casa ideal y resulta que es un local y no tiene licencia de primera ocupación. También se han dado casos en los que la nota simple del Registro de la Propiedad ha revelado que sobre el inmueble pesan cargas, e incluso, embargos.

3. Bancos que se toman su tiempo. Por eso, cada vez es más habitual acudir al banco primero para saber cuánto nos podemos gastar antes de comenzar con la búsqueda de la casa, y no al revés. Hay que armarse de paciencia porque en la compraventa interceden profesionales y cada uno tiene su papel y necesita su tiempo.

4. Que alguien se adelante. Imagina que visitas una casa en venta y te encanta, pero como llevas poco tiempo buscando, prefieres pensártelo. Al día siguiente descubres que otra persona la ha señalizado, por lo que has perdido tu oportunidad. Este miedo, además, puede ser utilizado por el comercial como argumento de venta. Lo cierto es que, si una casa es para ti, lo sabrás enseguida. No hay por qué precipitarse.

5. Sorpresas con las instalaciones. Una vez convertido en propietario, la casa resulta ser una ruina. Para evitar esto es imprescindible que se aproveche la visita al máximo, que se mire bien cada rincón y se hagan todas las preguntas para despejar dudas.